Por Carlos Rafael Diéguez. B
Imperialismo del siglo XX1: Las Guerras culturales, es un libro de Eliades Acosta Matos que acaba de ser publicado por la editora abril que deja claro, muy claro, todas las intenciones del imperialismo contra la humanidad.
De este libro necesario para periodistas, comunicadores y estrategas de la guerra de pensamiento que se nos impone extraigo un fragmento que expresa 20 acciones dirigidas a destruir la nación cubana, que se convierten en denuncia internacional desde PAZAMOR. Un texto de cabecera para la lucha de las ideas.
En el caso de Cuba, varias han sido las décadas de esfuerzos baldíos de diez administraciones norteamericanas por fomentar una oposición interna antisocialita, acallar su voz y su ejemplo mediante los intentos más brutales de aislamiento, campañas de descrédito y bloqueos, de intentar cambiar la percepción del pueblo cubano sobre su propia sociedad, de fomentar, sin éxito, el enfrentamiento de los principales artistas intelectuales con la Revolución En esta etapa hemos visto consumada la derrota de los programas tradicionales de influencia política norteamericana, como los intercambios profesionales y pueblo a pueblo. Pero la guerra cultural sigue. Las direcciones mas recientes hacia las que se orientan estas estrategias son las siguientes.
1º. Programas para la idealización del pasado capitalista, prerrevolucionario, y de exaltación de las supuestas virtudes y logros económicos y culturales de la etapa republicana 1902-1959, lo que se complementa con la negación de los éxitos alcanzados en estos campos, durante los años de Revolución.
2º. Reescritura de la Historia de Cuba, desde las guerras por la independencia hasta el presente, en especial la del siglo XX, para absolver de sus pecados históricos a la burguesía cubana, aliada tradicional del imperialismo norteamericano.
3º. Exaltación canónica de los aportes y valores de artistas, escritores e intelectuales cubanos que partieron al exilio, como si la supervivencia, significación universal y el desarrollo de la cultura nacional estuviesen indisolublemente ligados solo a tales figuras. En sentido contrario, silenciamiento, disminución y ocultamiento sistemático de los logros educacionales, culturales e intelectuales de nuestro pueblo, sobre todo, de la obra de los artistas e intelectuales cubanos que apoyan a la Revolución, e incluso de quienes desarrollan su obra en Cuba.
4º. Política de premios, reconocimientos y estímulos desproporcionados a cualquier figura intelectual o publica que se pronuncie contra la Revolución para tratar de reforzar la idea de que el éxito y el reconocimiento mundial a la obra de un artista o intelectual es directamente proporcional a la distancia que se pone entre ella y la Revolución.
5º. Intentos sistemáticos para sembrar la división, la desconfianza y las rivalidades en el pueblo cubano, apelando a cualquier motivo, desde las diferencias raciales y generacionales, hasta las regionales. La línea es visible, en el mundo intelectual, al se intenta fomentar el descontento con la gestión de las instituciones culturales, los criterios promociónales a las obras y el apoyo institucional a los creadores. Desarticular el sistema institucional de la cultura, creado por la Revolución es uno de los objetivos principales de esta campaña.
6º. Campañas permanentes de descrédito, difamación y manipulación contra la vida y la obra de artistas e intelectuales revolucionarios, a los que, independientemente de sus meritos, se les excluye de cualquier reconocimiento internacional posible o se le condena al silencio mediático, como extensión del bloqueo.
7º. Promoción de actitudes desmovilizadas, apolíticas y desideo-logizadas entre los artistas e intelectuales de la Isla, lo que se complementa con brutales presiones para que se pronuncien políticamente contra la Revolución, cuando hacen cualquier viaje al exterior para presentar sus obras.
8º. Fomento de actitudes desafiantes, hipercríticas e irresponsables entre las mas jóvenes generaciones de artistas e intelectuales cubanos, intentando presentar tales pronunciamientos como muestra del descrédito y obsolescencia de la política cultural de la Revolución.
9º. Intentos por demoler cualquier certeza intelectual, prestigio artístico o autoridad institucional, en este terreno. El objetivo es demoler, al precio que sea, toda expresión de autoridad o liderazgo revolucionario entre artistas e intelectuales, y también crear el caos.
10º. Permanentes llamados a crear instituciones artísticas independientes o solo vinculadas a la labor de instituciones internacionales. Uso de las becas, las invitaciones, los viajes, y la promoción en el exterior para debilitar las relaciones de los artistas e intelectuales con las instituciones culturales cubanas.
11º. Intentos de mediatizar el flujo de información que reciben los cubanos, sembrando dudas sobre la veracidad y objetividad de las fuentes habituales e intentando crear fuentes alternativas creíbles. En este sentido se destaca la campaña sobre las falsas “bibliotecas independientes” en Cuba, que solo existen como herramientas políticas contra la Revolución.
12º. Uso de las nuevas tecnologías para vertebrar una red de blogs, paginas webs y estaciones de televisión por Internet que intentan dar la imagen de que las posiciones que sustentan contra la Revolución son mayoritarias y representan a sectores importantes del exilio y la sociedad cubana. Desde estos sitios se lleva a cabo un monitoreo y critica constante a los medios revolucionarios y de desmontaje ideológico de la cultura cubana, como contra-narrativa.
13º. Generoso financiamiento del gobierno norteamericano, frecuentemente a través de terceros países y organizaciones supuestamente no gubernamentales, para iniciativas culturales de signo contrario a la revolución, como la revista Encuentro de la Cultura Cubana, festivales de cine y ferias del libro en el exilio. Encargo de obras teatrales, cinematográficas y literarias para estos mismos fines.
14º. Se establecen alianzas de figuras y grupos intelectuales del exilio con similares de otros países, especialmente con grupos no gubernamentales que se encuentran bajo el control directo de agencias de inteligencias norteamericanas, como “Reporteros Sin Fronteras”, de Francia, los que den resonancia a estas campañas contra Cuba con visos de desinterés y objetividad.
15º. Creación de sitios en Internet dedicados a estimular una nostalgia por el pasado desprovisto de contenido político o descontextualizado, o a dar versiones unilaterales y manipuladas de sucesos, personajes y procesos. Uso intensivo de documentos de archivos y bibliotecas en busca de argumentos de peso, que se amparan en la antigüedad y aparente objetividad de las fuentes, y transmiten la imagen de que quienes basan sus puntos de vista en ellos son respetuosos de una tradición y depositarios de una herencia nacional subestimada o no respetada por la Revolución
16º. Uso intensivo de los símbolos y las imágenes para deconstruir el discurso revolucionario y rebajar o neutralizar sus referentes visuales, y que va desde la manipulación trucada de estas, hasta el uso de las caricaturas y el humor grafico, en el mismo sentido.
17º. Uso de las herramientas del mercado para la imposición de temas, enfoques, perspectivas y estilos a los diferentes discursos narrativos que se hacen desde Cuba, algunos de los mas recurrentes son los sentimientos de frustración, desesperanza, pesimismo, rechazo a los valores revolucionarios y patrióticos, angustias existenciales, desorientación y decadencia moral. Entre los temas mas manidos esta el deterioro de las ciudades y la vida material en la Isla, especialmente durante y después del llamado “Período Especial”, la prostitución, el exilio, el desarraigo, la burocracia, la marginalidad, el mundo de las religiones afrocubanas y la economía emergente vinculada al turismo, las corporaciones, las empresas con capital mixto, la droga, y la delincuencia.
18º. Incentivos a la deserción de figuras jóvenes y consagradas del mundo artístico y literario, y su consecuente explotación en las campañas políticas contra la Revolución.
19º. Amplio uso de los medios en las campañas contra Cuba, aparte de los que se han creado especialmente para llevar a cabo la guerra cultural e ideológica contra la nación, como Radio y TV Marti. Durante los últimos tiempos la campaña de medios en ingles se ha intensificado para influir sobre la percepción de Cuba en el público norteamericano y mantener la política de bloqueo y de constante hostilidad.
20º. Mientras se exaltan las virtudes del libre acceso a la información y la libertad de expresión, como pilares de la democracia en el mundo moderno, se niega de manera hipócrita a Cuba el acceso a Internet, a través de cables submarinos y la adquisición de hardware y software, lo cual entorpece, precisamente el logro de estos objetivos.
AGRADECIMIENTO A MILAGROS DE LA CARIDAD REYES DE LA PAZ
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