viernes, 6 de noviembre de 2009

ÁLVARO ULCUÉ SACERDOTE INDÍGENA UN PROYECTO PARA EL FUTURO



UN PROYECTO PARA EL FUTURO. LA PROPUESTA DE ÁLVARO ULCUÉ
“Sólo es libre el que sabe a donde va”. A. Ulcué
“Aquellos que lo mataron pensaban callar para siempre su voz. Su voz resuena desde entonces en el corazón del PUEBLO NASA y de todos los oprimidos de la tierra”.
Álvaro Ulcué Chocué, hijo del PUEBLO NASA por nacimiento e HIJO DE DIOS por gracia, fue asesinado el 10 de noviembre de 1984 en Santander de Quilichao, Cauca.
Desde entonces Álvaro se ha convertido en un símbolo para muchos indígenas o no indígenas, en Colombia y fuera de Colombia. Su rostro, su palabra, su nombre, su martirio han superado las pequeñas fronteras de las Cordilleras del Cauca. Álvaro ya hace parte de la historia que los pobres escriben con su sangre en todos los rincones de la tierra. Su persona y su compromiso de trabajo por la causa de los pobres, que lo llevó al martirio, son punto de referencia por muchas personas que viven el mismo compromiso.
Pero Álvaro no es solamente un símbolo de una lucha, tampoco es solamente un nombre para gritar en los desfiles. Álvaro es una propuesta, es un camino hacia el futuro, es un “proyecto”, en general para los oprimidos, pero esencialmente para el PUEBLO NASA.
Puede pasar con Álvaro lo que ha pasado y pasa con muchos “mártires”: la memoria y la celebración impiden el análisis y la reflexión. Así se corre el riesgo de instrumentalizar su figura, de distorsionarla, de reducirla, con una lectura superficial.
Ha llegado la hora de analizar con severidad la propuesta que él ha hecho y sigue haciendo, para asumirla y llevarla a la práctica o para rechazarla. Recordarlo y celebrarlo sin asumirlo es traicionarlo.
¿EXISTE UN PUEBLO NASA?
Álvaro siempre tuvo conciencia de ser NASA, de pertenecer al PUEBLO NASA: “lo único que sé es que soy indígena y que tengo que trabajar por mi gente”.
“Los que sufren son los paeces. Yo soy paez. Que más puedo hacer que estar con ellos?” “por la gracia del tiempo soy indígena. Álvaro Ulcué Pal”.
Álvaro mucho amó su pueblo, lo amó hasta entregar la vida. Caminó sin cansarse por los caminos de la cordillera, más allá de las fronteras de Toribío, Tacueyó, y San Francisco. Su espacio era el espacio de su pueblo.
Compartió las angustias y las esperanzas de su pueblo, sin discriminaciones y sin racismo, pero sin confusiones y sin ambigüedades, con una clara opción por su PUEBLO NASA, como punto de partida para una evangelización que fuera autentica liberación de los oprimidos al estilo de Jesús.
¿Pero… existe un PUEBLO NASA?
Si por “PUEBLO” entendemos una conciencia de pertenencia, una organización política unitaria, una ley común y aceptada por todos, un territorio propio y reconocido…, se puede decir que no existe y que no ha existido un PUEBLO NASA, ni antes ni después de la conquista.
La división en cacicazgos, antes, y en resguardos, después; la necesidad de hacer acuerdos con el invasor para sobrevivir y de aceptar leyes hechas por el Estado Colombiano; la perdida de parte del territorio a causa de las sucesivas invasiones; la necesidad de vivir dispersos en las cordilleras para poder resistir mejor; el mestizaje étnico y cultural en muchos lugares; la invasión ideológica… todo esto y otros elementos más ha impedido que se formara un PUEBLO NASA en el sentido pleno de la palabra. Llegar a ser PUEBLO ES, para el PUEBLO NASA, una tarea, urgente y necesaria, más que una realidad.
Pero si por PUEBLO entendemos una historia común, una cultura común, un espíritu común… se puede decir que existe un PUEBLO NASA, que vive especialmente en el Cauca, y en parte disperso en otros lugares.
Álvaro “sentía” la existencia de su Pueblo, y por eso consideraba urgente fortalecer lo propio (lengua, historia, costumbres, tradiciones, valores…), y recuperar lo perdido o lo que se estaba perdiendo: “piensen como indígenas, actúen como indígenas, ámense como indígenas y defiéndanse como indígenas”.
“a los jóvenes los invito a que piensen fuertemente todos los días sin cansarse. No olvidemos que los paeces siempre vencimos ante los conquistadores y esto nos enorgullece para seguir adelante y no tener miedo a la muerte. Por eso yo invito a que ustedes piensen y que sean valientes. Si son verdaderos paces, deben resaltar este valor donde estén ustedes. Ojalá no les dé pena ser indígenas. Preséntense ustedes como paeces y siempre serán bien recebidos”.
Alvaro vivió un proceso de auto-descubrimiento como indígena, de auto-valoración como indígena, de recuperación de su identidad indígena, de recuperación de la historia, la cultura, de sus valores, de su lengua, ayudado también por el estudio de la antropología y la lingüística. Redescubriéndose a sí mismo como indígena, redescubrió a su Pueblo.
El mismo proceso deben vivir todos los paeces, para redescubrir su identidad, para redescubrirse PUEBLO. No “gremio” de pobres entre los pobres, sino PUEBLO entre otros pueblos, y a partir de la historia, la cultura, el espíritu propio encontrar caminos para llegar a ser PUEBLO NASA en sentido pleno: con su conciencia propia, su organización política propia, su ley propia, su territorio propio.
LA PROPUESTA DE ÁLVARO: UN PROYECTO PARA EL FUTURO
Sin lugar a dudas Álvaro murió demasiado temprano, cuando todavía no había logrado y expresado una síntesis completa de su pensamiento. Pero lo que nos ha dejado con su palabra y especialmente con su trabajo es suficiente para hacernos ver los elementos esenciales de su propuesta para el pueblo NASA: el proyecto de futuro que el soñaba, por el cual trabajó y por el cual dio la vida.
En este momento se pueden reconocer diversas propuestas, diversos proyectos de futuro para el pueblo NASA. En línea muy general se pueden ver:
- Un proyecto “ideológico”, normalmente de importación: ideología marxista-comunista, ideología espiritualista de las sectas, ideología indigenistas. Característica común a las distintas y a veces opuestas formas de proyecto “ideológico” es que no tienen como punto de partida la historia, la cultura, la realidad de la comunidad: parten de una “idea” (religiosa o política o cultural) ya definida y la imponen a la comunidad con la fuerza, la propaganda, el miedo, y que por su sectarismo provocan división en la comunidad y confusión.
- Un proyecto “político”, que identifica el proceso histórico como proceso político, a veces de forma autónoma, a veces en conjunto con las fuerzas políticas tradicionales o con los movimientos populares. El pueblo NASA, en este proyecto, es un “gremio de pobres-oprimidos” que por pertenecer a los “pobres” debe buscar el apoyo de los “ricos” (gobierno, entidades, políticos) o por pertenecer a las clases oprimidas debe buscar la convergencia con las otras clases o gremios para una lucha política de liberación. Este proyecto todo lo reduce a la dimensión “política”, y no tiene en cuenta las otras dimensiones como la cultural, la religiosas, etc., y por eso niega la identidad propia y la identidad de PUEBLO NASA como Pueblo distintos de los otros Pueblos.
- Un proyecto “económico”, que identifica el proceso histórico como un desarrollo económico, que permita superar la condición de pobreza y “atraso” en que viven las comunidades indígenas. Este proyecto todo lo reduce a la dimensión “económica” y como el anterior no tiene en cuenta las otras dimensiones de la vida de un Pueblo, y por nada se interesa de fortalecer la identidad propia y la identidad de PUEBLO NASA.
Estos tres proyectos llevan progresivamente o al aislamiento racista o aun indigenismo folclórico, o a una integración en el sistema dominante, en condición de peones, o en la inserción anónima en un proceso revolucionario desde las clases populares.
Álvaro analizó estos proyectos propuestos a las comunidades y, sin desconocer los valores de cada uno, propuso otro proyecto, su proyecto que identificó como PROYECTO NASA.
El PROYECTO NASA nació y se desarrolló en las comunidades de los Resguardos indígenas de Toribío, Tacueyó y San Francisco, pero por los objetivos que propone, por el método que usa y por el espíritu que lo anima, va más allá de las pequeñas fronteras de los tres resguardos; es un proyecto para el PUEBLO NASA, y quizás también para todos los demás pueblos indígenas.
El proyecto propuesto por Álvaro es a un tiempo tradicional y original:
- Es tradicional, porque echa sus raíces en la tradición histórica del PUEBLO NASA: partiendo de los tiempos más lejanos, antes de la invasión y conquista, y pasando por las distintas etapas de la historia propia, por Juan Tama, por Quintín Lame, por las luchas de resistencia y las luchas de recuperación, llega hasta el presente con sus valores y contradicciones, con sus angustias y sus esperanzas. Álvaro no niega nada de su historia, no se avergüenza de su identidad indígena, se siente orgulloso de su Pueblo;
- Es original, porque propone una síntesis nueva, que asume la buena noticia de Jesús como la propuesta de Dios que fortalece, purifica y lleva a plenitud los valores presentes en la tradición de su Pueblo, e incluye todas las dimensiones de la vida: cultural, política, social, religiosa, económica.
En líneas muy generales la propuesta del P. Álvaro para el futuro de su pueblo o PROYECTO NASA se puede describir así:
1. Dos puntos de partida y de referencia integrados
El PROYECTO NASA no parte de una “idea”, parte de dos realidades entre sí estrechamente relacionadas:
- La realidad de la comunidad indígena, el PUEBLO NASA, con su historia gloriosa y trágica, con su cultura, su ley, sus autoridades, su pensamiento, su espíritu, sus problemas y sus valores.
- La realidad de Jesús de Nazaret, asesinado por la causa de la justicia y resucitado, enviado por Dios a todos los pueblos como portador de la Buena Noticia de la liberación para los pobres oprimidos.
Estas dos realidades son vistas y leídas con y desde la comunidad, no como dos realidades distintas, sino como dos realidades entre sí estrechamente relacionadas: la realidad de Jesús de Nazaret ya está presente en la historia, la cultura, los valores, las luchas, las angustias y las esperanzas del PUEBLO NASA.
NI EL PUEBLO NASA SIN JESUS LIBERADOR, NI JESUS LIBERADOR SIN EL PUEBLO NASA.
En su marcha Álvaro siempre tuvo presente estos dos puntos de referencia y nunca los separó. Fueron para él sol y luna que iluminaron su caminar de día y de noche, y que le dieron valor, seguridad, claridad, perseverancia. Con su pueblo Álvaro siempre fue totalmente indígena y totalmente cristiano.
La síntesis dinámica y vital entre estas dos realidades llevó a Álvaro a ser una persona “nueva” como indígena y como cristiano. Esta “novedad” lo llevó a tener problemas e incomprensiones en la organización indígena y en la Iglesia. Pocos entendieron y aceptaron esta “novedad” de Álvaro, y pocos la entienden y la aceptan.
Nadie puede negar que Álvaro fuera un verdadero indígena NASA, un verdadero servidor de su pueblo. Nadie puede tampoco negar que Álvaro fuera un verdadero cristiano, un verdadero discípulo y testigo de Jesús. Pero la “novedad” de Álvaro no fue haber sido indígena y cristiano, sino el haber vivido estas dos realidades como una sola realidad, como una síntesis de dos elementos entre sí indivisibles. Negar la una o la otra dimensión de esta síntesis es negar a Álvaro.
2. Un objetivo
En conjunto con la comunidad y a la luz del mensaje de liberación de Jesús, Álvaro definió el objetivo del PROYECTO NASA:
- LOGRAR UNA “COMUNIDAD NUEVA”:
• UNIDA Y ORGANIZADA, a través de los Cabildos
• EDUCADA Y CAPACITADA, a raves de escuelas, talleres, cursillos
• AUTÓNOMA, sin politiquería
• HONRADA, a través del trabajo y formación del hogar
• SIN VICIOS
• SANA, a través de una buena alimentación y centros de salud
• TRABAJADORA, según las costumbres propias
• TECNIFICADA, con la ayuda de Entidades
• ALEGRE, a través de centros recreativos propios
• DESMILITARIZADA
• CRISTIANA CATOLICA, a través de la evangelización liberadora.
Con el PROYECTO NASA, Álvaro quería lograr, a través de la unificación de los Cabildos, la promoción integral de la comunidad indígena Páez, respondiendo a sus necesidades en los distintos aspectos: culturales, económicos, políticos, sociales y religiosos.
Como discípulo de Jesús, Álvaro sabía que el objetivo último era el REINO DE DIOS, un mundo donde todos los hombres vivan como hijos de Dios, trabajen unidos como hermanos, y compartan con justicia e igualdad los bienes de la tierra. Pero no un reino de Dios teórico. Un reino de Dios muy concreto, hecho visible en una COMUNIDAD NUEVA: una comunidad unida, organizada, educada y capacitada, autónoma, honrada, sin vicios, sana, trabajadora, tecnificada, alegre, desmilitarizada, cristiana católica.
El sueño que movió el corazón y los pies del p. Álvaro se identificó con el sueño bíblico del “cielo nuevo” y la “tierra nueva”. El mismo sueño que animó y anima la lucha de resistencia del PUEBLO NASA.

3. Un camino: proceso “liberador” y evangelización inculturada, liberadora e integral.
Para lograr el objetivo Álvaro definió, en la práctica, un camino. El camino es un proceso dinámico que se desarrolla alrededor de tres núcleos:
- La concientización, que lleva a la comunidad a:
• Redescubrir su historia, su cultura, sus valores
• Reconocer sus fallas y necesidades
• Fortalecer su conciencia crítica, moral y política
• Discernir lo que le sirve y lo que no le sirve de las propuestas que llegan de afuera
• Capacitarse para defenderse y para manejar autónomamente su proyecto hacia el futuro
Álvaro fue un hombre con conciencia crítica que educó a ser personas critica, en un diálogo continuo con la gente:
“la conciencia crítica no se estudia en un libro sino analizando y criticando los acontecimientos en cada comunidad con la gente”.
“que el niño analice, que no trague todo. Enséñeles a leer y no a firmar su propia suerte. Aprender a leer, atreverse a pensar es empezar a luchar. Sólo es libre el que sabe a dónde va”.
La concientización como nacimiento y desarrollo de una conciencia crítica es la base de una autentica liberación, y con la conciencia crítica, la conciencia religiosa y moral, y la conciencia política.
Desde la concientización nace el “hombre nuevo”: hombre capaz de pensar, opinar, decidir; hombre capaz de trabajar responsablemente en la comunidad dando su aporte a la organización y al desarrollo; hombre capaz de crecer en todas las dimensiones de su humanidad hasta la plenitud de hijo de Dios.
Álvaro nunca pensó y practicó la concientización como la imposición de una “ideología”, ni política ni religiosa. La pensó y la practicó como un proceso educativo de todas las semillas, de todos los valores ya presentes, consciente o inconscientemente, en cada persona. En esto Álvaro fue un ARTISTA.
- La organización, que lleva a la comunidad a:
• Trabajar organizadamente, con disciplina y responsabilidad
• Dar espacio a todos, y a explotar los dones de todos al servicio común
• Educarse a los valores comunitarios: solidaridad, unidad, servicio comunitario, atención a los más pobres
• Crear conciencia de pertenencia a la comunidad, y de compromiso de trabajo comunitario.
• Fortalecer la autonomía, sin cerrarse al diálogo con otros grupos, culturas, experiencias.
Álvaro siempre animó a la comunidad a la organización, con la palabra y con el ejemplo, entendiendo la organización antes que todo como un “método de vida y de trabajo” en coherencia con el espíritu y la tradición comunitaria propia de las comunidades indígenas, y después como “estructuras organizativas” al servicio de la comunidad (Cabildos, CRIC, etc.).
Nunca Álvaro pensó la “organización” como una cumbre separada de la base o como una estructura de poder. Para Álvaro la “organización era entes que todo una manera de vivir y trabajar con espíritu comunitario, con un solo corazón y una sola alma, y en esto expresaba lo mejor del espíritu indígena y del espíritu de Jesús.
- El desarrollo integral
• como conjunto de programas que respondan a las necesidades de la comunidad, y abran nuevas perspectivas hacia un futuro mejor.
• Caminando con la gente, viendo y escuchando su realidad, Álvaro sintió la urgencia y la necesidad de definir programas de trabajo que respondiera a las necesidades de la gente, y promoviera un desarrollo integral. Así nacieron los programas de evangelización, educación bilingüe, salud, vivienda, producción (tiendas, huertas, empresas), etc.
• Según el pensamiento de Álvaro, el desarrollo no se limitaba a un desarrollo económico: debía ser un desarrollo integral de toda la persona.
• Tampoco los programas podían caminar desligados el uno del otro: debían caminar en conjunto, como partes de una sola realidad. Todo esto Álvaro lo expresó presentando el conjunto de los programas como una mano: cinco dedos, una sola mano. Diversos pero unidos y coordinados, unificados por el mismo espíritu.
Para la realización de este PROCESO, Álvaro dedicó sus mejores energías a la formación y capacitación de personas de la comunidad, para que fueran promotores, animadores, educadores de los demás y de las comunidades, e invitó personas de todas partes para que ofrecieran a la comunidad su colaboración desinteresada.
Álvaro pensó que los tres núcleos del proceso (concientización, organización y desarrollo integral) eran igualmente necesarios, y tenían que proceder unidos, como partes vitales de un solo cuerpo. La concientización es como el corazón; la organización es como el cerebro; el desarrollo integral es como la estructura corpórea. El uno sin el otro no tienen vida, no sirven, se pudren. Es necesario que cada uno tenga vida, y que todos estén bien unidos, y que funcionen coordinadamente.
4. Unos criterios
En su forma de trabajar Álvaro siempre permaneció fiel a unos criterios, y los mismos criterios propone al PUEBLO NASA:
- Partir siempre de la base, partir de la comunidad y caminar con la comunidad, en atenta escucha de sus angustias y esperanzas, siguiendo el ritmo d la comunidad, sin imposiciones.
- Promover en la comunidad el nacimiento y el desarrollo de una conciencia crítica, religiosa y moral, y política, como base de una autentica liberación y de un compromiso liberador.
- Tener una visión global y no sectorial de la realidad, y buscar respuestas y propuestas globales y no sectoriales.
- No dejarme manejar por ideologías, por sectarismos o por espiritualismos: caminar con la verdad, descubierta desde la práctica con la comunidad.
- Dar mucho espacio al estudio, a la reflexión, a la formación y capacitación, a la programación y evaluación.
- No trabajar solos, no ser protagonistas: trabajar en equipo, dando espacio a todos, y promoviendo el crecimiento de todos con actitud educativa.
- Estar abiertos, sin sectarismos, a todos los aportes externos, a condición que sean un verdadero servicio a la comunidad y no traicionen el proyecto comunitario.
- Dar mucha importancia al “espíritu”, a los valores morales, como condición para el éxito del proyecto comunitario.
- Dar testimonio de vida, testimoniar con la vida lo que se dice y se propone a la comunidad, etc.
5. Un espíritu
El proyecto hacia el futuro que Álvaro propone al PUEBLO NASA tiene un “espíritu” que da sentido y unifica todos los programas y actividades del mismo proyecto. Es la vida del Proyecto. Sin este “espíritu” el Proyecto se convierte en un cadáver. El espíritu del Proyecto es uno solo, pero con cuatro dimensiones:
- Espíritu indígena o NASA: sin ser racista, el Proyecto quiere expresar y fortalecer la identidad indígena, dinámicamente vivida a lo largo de los siglos, y quiere ser expresión e instrumento de las luchas de resistencia y de liberación del pueblo NASA, y por eso quiere ser “alternativa” a los proyectos de la sociedad dominante, individualista y capitalista.
Se trata de recuperar la memoria histórica, de promover los valores propios, de caminar en fidelidad a las raíces. Solamente desde una identidad propia fuerte y rica, no folclórica, es posible realizar un diálogo con las otras culturas y grupos humanos: un diálogo intercultural que sea instrumento de enriquecimiento reciproco.
Álvaro vivió fuertemente su identidad indígena, la vivió con orgullo, como su propia riqueza humana, y desde su identidad se abrió sin miedo a los pobres de otros grupos y culturas (negros, mestizos) dispuesto a dar y a recibir.
- Espíritu comunitario: el proyecto nació de las angustias y de las esperanzas de la comunidad, para ser una respuesta a las necesidades de la misma comunidad, y al tiempo una apertura a nuevas perspectivas de futuro. La “madre” del proyecto fue y es la comunidad, Álvaro fue la “partera”.
Nadie es dueño del proyecto, el proyecto es y debe ser de las comunidades. Ellas son las responsables y las protagonistas. Para que el proyecto sea vivo y provocador de vida debe caminar al ritmo de las comunidades, debe crecer en continua y atenta escucha de las nuevas exigencias de las comunidades.
Es necesario que haya responsables, promotores, coordinadores (la “estructura organizativa”), pero éstos deben tener clara conciencia de que son solamente servidores de la comunidad.
- Espíritu integral o global: el proyecto no mira solamente a uno u otro aspecto de la realidad de la comunidad: quiere ser una respuesta a toda la realidad con sus desafíos, y ser una propuesta de promoción-liberación integral: cultural, política, económica, religiosa.
Por ser integral o global, el proyecto no puede ser solamente un conjunto de programas, obras o trabajos. Exige una nueva conciencia crítica, moral y política, una nueva organización, una nueva manera de actuar.
Si el proyecto pierde su integralidad o globalidad, corre el riesgo de convertirse en algo marginal o superficial y perder su fuerza y eficacia.
- Espíritu liberador: el proyecto no quiere solamente el “desarrollo” económico de las comunidades, quiere su “liberación integral”, de manera que las comunidades sean sujeto histórico, protagonistas de su historia, fuerza motriz del proceso de liberación de todos los oprimidos, en unión con los negros, los colonos explotados, con los pobres de los barrios populares de las grandes ciudades. Quiere que nazca una “comunidad nueva” y “una sociedad nueva”, un cambio radical de relaciones y de estructuras en todos los campos.
Las empresas comunitarias, las tiendas comunitarias, las escuelas bilingües, los cursos y los talleres, los camiones o las líneas, no son el objetivo del Proyecto. Son solamente “instrumentos”, al servicio del Proyecto de liberación integral con la formación de una “nueva comunidad” y una “nueva sociedad”.
En la conciencia y en la práctica de Álvaro, el Proyecto por ser un Proyecto “indígena-comunitario-integral-liberador” es esencialmente un Proyecto evangélico: se inserta en un proceso de evangelización inculturada y liberadora, al estilo de Jesús.
En el compromiso por la liberación, el PROYECTO NASA y el PROYECTO DE JESUS se unen y se identifican. Así el mensaje de Jesús no es extranjero o extraño, y se revela como una fuerza que libera, fortalece y lleva a plenitud los valores más profundos y auténticos del PUEBLO NASA
Conclusión
El PUEBLO NASA está viviendo un proceso de cambio muy rápido y profundo, por exigencias internas y, más por provocaciones externas. La alternativa es: integración en el sistema dominante, en condiciones de peones, o autonomía, como base para un verdadero diálogo intercultural. No podemos ser víctimas del cambio. Debemos ser responsables del cambio. Es necesario definir un camino, un PROYECTO hacia el futuro, y asumirlo con conciencia clara.
Álvaro hace a su Pueblo una propuesta: es el PROYECTO NASA.





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