miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL NIETO OLVIDÓ A SU ABUELO NEGRO

Por Carlos Rafael Diéguez. B

No siempre se cumple el proverbio “de tal palo tal astilla”, es lamentable porque los nietos quieren ser como sus abuelos. Esta es la leyenda del abuelo negro que entristeció por el mal actuar de su nieto, si no es la misma historia el protagonista tiene puntos de contacto.

Un premio Nóbel de la Paz asociarlo con la guerra es un crimen, sin embargo no queda otra alternativa que hacerlo, Barak Obama tiene dos insólitas coronas: la de la blanca paloma y la que simboliza la tradición guerrerista del Águila Imperial. Si la cultura de paz consiste en valores, comportamientos y actitudes que rechazan la violencia, el mundo no comprende tanta incongruencia cuando al iniciar el siglo 21 se intenta hacerle creer a la opinión pública que los conflictos bélicos son necesarios como si la vida de un ser humano fuera un desecho sólido vertido a la basura.

“Se necesitan pantalones para recibir el Premio Nóbel de la Paz y defender la necesidad de la guerra justa. En un mensaje seguramente dedicado no sólo a los votantes estadounidenses sino también a una Europa cada vez más renuente al compromiso de tropas en conflictos de cualquier tipo, Obama se declaró partidario de uno de los conceptos más debatidos y complejos de nuestros tiempos: la idea de que la guerra, ese acto abominable, es en ocasiones necesaria” (1).

Afortunadamente la humanidad se ha quitado la máscara frente a un hombre que se pensó sería leal a la tradición de su abuelo Stanley Durham que desde Honolulu, Hawái lo educó bajo los principios de humanismo y la no violencia. Dirigir un imperio no es un juego de guerra de galaxias a no ser que “ Barack Obama, Barry para su círculo de amigos, entiende la política como un deporte de pleno contacto. No le valen las medias tintas. Su vida ha sido una auténtica carrera de obstáculos desde que nació en Hawai hace 46 años” (2) pero hay millones de pobres incluso en Estados Unidos esperando un cambio, un premio de tranquilidad y de cierta equidad para vivir con decoro.

En el discurso de la toma de posesión del señor Obama, entre la altisonancia del verbo y las promesas aun no cumplidas dijo: “Nuestra capacidad no ha disminuido. Pero el periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y aplazar decisiones desagradables ha terminado; a partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a trabajar para reconstruir Estados Unidos”. (4)
Si el nieto del abuelo negro supiera hacer gala de lo que significa la cultura de la paz promoviera la felicidad de los pueblos a través de la educación, el desarrollo económico y social sostenible, respeto de todos los derechos humanos, garantizaría la igualdad entre las mujeres y los hombres, promovería la participación democrática, la comprensión, la tolerancia y la solidaridad. Si el nieto recordara el pensamiento de los abuelos negros del continente africano apoyaría la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos. Como nadie se preocuparía por la paz y la seguridad internacionales.


Si reconstruir a Estados Unidos significa mandar 30 mil hombres más a Afganistán, ser sordo, ciego y mudo ante los acontecimientos de Honduras y emplazar 7 bases militares en Colombia apuntando hacia el Alba y los pueblos del África, no hay dudas que el nieto de Stanley Durham se le olvidó la educación del abuelo.





1
http://impreso.milenio.com/node/8689093

2
http://www.laopinioncoruna.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008060100_7_195009__MUNDO-raices-blancas-Obama

3 http://www.elpais.com/articulo/internacional/Discurso/inaugural/presidente/Barack/Obama/espanol/elpepuint/20090120elpepuint_16/Tes






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