miércoles, 24 de septiembre de 2008

PELIGRO EN BOLIVIA Y LATINOAMERICA

Por ADRIANA VEGA



Después de las muertes causadas bajo directivas y finanzas el ex-embajador norteamericano en Bolivia Phillip Goldberg, éste sigue confabulando y congregando a las fuerzas reaccionarias del país andino y/o países vecinos. Noticias llegadas desde Washington atribuyen un importante papel al ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada en esta conjura, porque el mismo mantiene metódica y ordenada comunicación con el Prefecto de Santa Cruz de la Sierra, Rubén Costa, con, Branco Marinkovic, presidente del Comité Civico de ese Departamento y con Carlos Dabdoub, secretario de autonomías de la prefectura de Santa Cruz.

En ese Departamento la oligarquía maneja a su antojo a sus asociados menores de Tarija, Pando y Beni. Ante el temor de perder sus privilegios más el poder político y económico, la ultraderecha fascista se beneficiaría primeramente con derrocar al presidente Evo Morales u obligarlo a renunciar, de igual forma al Vicepresidente García Liniera con el espurio fin de ocupar la dirección del país. De fracasar en su intento separaría a Santa Cruz de la Sierra como enclave norteamericano para regir desde allí los destinos de la región y ser un soporte contra otras posiciones de gobiernos afines a Evo.

Asimismo, los embajadores norteamericanos en Paraguay y Bolivia establecieron vínculos entre golpistas paraguayos y sectores separatistas de Bolivia. Según diferentes informaciones, tres días antes de la expulsión del Embajador Norteamericano de La Paz, se realizó una reunión secreta en el lujoso Hotel Los Tajivos de la ciudad de Santa Cruz entre Jorge Holberg de la Unión juvenil cruceñista, un alto oficial de la CIA llegado desde Washington y un funcionario de la Embajada de Estados Unidos en La Paz más otro de Asunción para coordinar planes mientras Branco Marinkovic viajó directamente a Estados Unidos con iguales propósitos.

El gobierno de Estados Unidos prometió el pronto reconocimiento y ayuda militar a los destituyentes señalando que ya habían realizado gestiones exitosas con aliados europeos.

Después de que el gobierno boliviano declarara Persona No Grata al embajador de USA por sus constantes injerencias en los asuntos internos del país, la respuesta fue de prepotencia, racismo y actitud discriminadora, amenazando con que tal proceder no se quedaría sin respuesta. Los hechos confirman dichas amenazas.

Si bien Goldberg llegó a Bolivia con el deliberado propósito de desestabilizar y su labor fundamental estuvo encaminada al derrocamiento de Evo Morales, observaremos que después de su expulsión esos planes continúan. Se marchó dejando una estela de más de 15 muertos y alto número de heridos y desaparecidos, resultados infames de una primera tentativa realizada en el lejano Departamento de Pando manejado a criterio con procedimientos conspirativos norteamericanos.

La reunión en Santiago de Chile de los presidentes de América del Sur mantuvo una firme posición y con ello impidió el golpe de Estado contra Evo Morales, pero el gobierno de Estados Unidos no ha renunciado en sus propósitos antes de que finalice el mandato del presidente George W. Bush.

Uno de los ejecutores del Plan Norteamericano para retomar el poder en Bolivia o en último caso dividirla, esta detenido y en proceso judicial. Se trata del Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, quien es la cara visible y más frágil de la conspiración. El señor Fernández no actuaba solo y la comunidad mundial espera que la justicia boliviana impere y sea condenado como exterminador y genocida de poblaciones indígenas. Pero no basta con ello, será necesario investigar, juzgar y condenar también al conjunto de organizadores del aberrante proyecto norteamericano.

Las autoridades judiciales de Bolivia tienen el deber de investigar el papel del ex embajador Goldberg, el del Departamento de Estado de Estados Unidos, el de la CIA, el del Prefecto de Santa Cruz Rubén Costas, el del presidente del Comité Civico Branco Marinkovic; sin olvidar a Carlos Dabdoub, secretario de autonomías de la prefectura y a Jorge Holberg de la Unión juvenil cruceñita.

También debe ser investigado el Consejo Nacional Democrático (CONALDE), llevados ante los tribunales y sancionados acorde con su responsabilidad civil y penal en cada caso. Tales hechos no pueden quedar impunes.

Según las revelaciones de la reunión del Hotel Los Tajivos, el oficial de la CIA entregó un voluminoso dossier con la lista de las personas que al producirse la revuelta debían morir. Entre la nómina de los condenados se encuentran militares leales al gobierno de Evo Morales, periodistas, intelectuales, dirigentes de agrupaciones sindicales, sociales y parlamentarios del MAS o de otros partidos que mantienen cercanías con estos.

Los grupos opositores al gobierno boliviano siguen las directivas de Estados Unidos, continúan burlándose de los diferentes poderes de ese país, usan pretextos y argucias para no llegar a ningún acuerdo y seguir con la intención de fragmentarla como primer paso, ocupar la presidencia como segundo y desde allí regir los planes subversivos de la región.

Según esas fuentes, Estados Unidos contaría con el apoyo del gobierno de Alan García en Perú, lo que extendería el conflicto al vecino Ecuador. Se señala que funcionarios norteamericanos coordinan reuniones y acuerdos entre oligarcas bolivianos con separatistas ecuatorianos asentados en la ciudad de Guayaquil y de Zulia en Venezuela. Informaciones recientes indican que el ex presidente Sánchez de Losada, junto a políticos reaccionarios y pronorteamericanos de Ecuador y Venezuela trabajan intensamente desde territorio estadounidense para mantener vivo el conflicto, tienen asesoramiento “calificado” y cuentan con el apoyo de los ex Vicente Fox de México y José María Aznar de España.

Algunos gobiernos de América del Sur han respondido, pero otros no se han manifestado.

Es hora de que todos definan sus posiciones. Los pueblos y organizaciones de la región están llamados a ejercer un papel de exigencias claras y contundentes antes de que el tema BOLIVIA se convierta en un conflicto de incalculables consecuencias. La muerte y el genocidio no serían solamente para indígenas.

Los tiempos han cambiado y no estamos como cuando los norteamericanos dirigieron al general Augusto Pinochet para masacrar al pueblo de Chile que llevó al derrocamiento de Salvador Allende.

Hoy, los pueblos de Nuestra América intentan andar en cuadros apretados defendiendo caminos abiertos hacia la unidad y en defensa de sus soberanías respectivas.

No hay comentarios: