miércoles, 3 de septiembre de 2008

LA REVOLUCIÓN CUBANA: UN SOL


Por Carlos Rafael Dieguez. B

Jorge Gómez Barata profesor universitario, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU me motivó a escribir utilizando como base sus reflexiones que publicó el 20 de abril de 2005 en http://www.aporrea.org. Retomando sus ideas y a punto de cumplirse medio siglo de nuestra revolución vale que reflexionemos sobre algunas cifras que acompañaba el referido material y hablan por si solas de las bondades que llegaron para nuestro pueblo a partir del primero de enero de 1959. Estas cifras están actualizadas con fecha de agosto de dos mil ocho.
Mientras este mundo continúa plagado de analfabetos donde más de 800 millones de personas no saben leer ni escribir, Cuba, una pequeña isla del caribe puede gritar a los cuatro vientos que ninguno de esos desposeídos de la educación, es hijo de esta hermosa tierra. Es lamentable que una cifra tan elevada de más de 130 millones de niños crezca en nuestro planeta sin poder acceder a la educación, ninguno de ellos vive en mi patria.
Más de 1000 millones de personas sufren de hambre crónica y carecen de acceso a los servicios de salud en el globo terráqueo. Ninguno de ellos vive en Cuba. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) recientemente señalaba que en América Latina y el Caribe hay 102 millones de seres humanos en completa indigencia, un 20 por ciento de la población. Ninguno de ellos es cubano.

Más de 200 millones de niños trabajan y/o viven en las calles en el mundo, ninguno de ellos vive en Cuba. En el mundo cada 7 segundos un niño de menos de diez años se muere de hambre. Ninguno de ellos es cubano.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) 842 millones de personas sufren de malnutrición
crónica. Ninguno de ellos es cubano.
En América Latina, 54 millones de latinoamericanos padecen de
malnutrición. Vivimos en un mundo con 158 millones de niños que sufren
de desnutrición, y 10 millones que mueren anualmente, en su mayoría,
por enfermedades prevenibles. Puede afirmarse que ninguno de estos
problemas existe en Cuba.
Cuando los números se acercan a la vida de la salud publica cubana las cifras hablan por si sola. Toda atención médica es 100% gratuita
Hay un médico por cada 159 habitantes, uno de los índices más altos del mundo. En mortalidad infantil, considerada por los organismos internacionales como indicador clave de bienestar social, Cuba está entre los más bajos del planeta, con 4.9 por cada mil nacidos vivos.
En América Latina, la cifra es seis veces mayor, lo que se traduce en decenas de
miles de niños que mueren innecesariamente cada año. El lenguaje y las graficas que representa a los números en la Educación de Cuba constituyen un argumento irrebatible porque toda la educación, inclusive a nivel universitario, es ciento por ciento gratuita. El gasto en educación en nuestro país representa el 28.7% del producto interno bruto, comparado con el 5.4% en el caso de México (lo recomendado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es 5.6%).
Casi la totalidad de los niños cubanos están en la escuela, incluyendo
los que viven en las zonas más retiradas. Hay programas especiales
para todos los niños con necesidades especiales. La escolaridad promedio es de 11 grados. Hay un maestro por cada 36 habitantes (casi tres veces el promedio de América Latina) y hay un maestro por cada 20 estudiantes en la educación primaria y por cada 15 en secundaria. Muchos estudiantes universitarios reciben un subsidio económico, y tienen garantizados su ubicación laboral al graduarse.
Según UNESCO, los conocimientos de los alumnos cubanos de primaria en Cuba casi duplican el promedio de los del resto de América Latina. Hoy el pueblo de Cuba ocupa el primer lugar entre todos los países del mundo, desarrollados o no, en el percápita de profesores y maestros, médicos e instructores de algún nivel en educación física y deportes, tres ramas que son decisivas para el bienestar y el desarrollo social y económico de cualquier país ello se resume en más de 250.000 educadores, 67.500 médicos y 34.000 profesores y técnicos de Educación Física y Deportes.
El programa “Universidad para Todos” busca ofrecer al conjunto de la
población la posibilidad de elevar su nivel educativo a través de la televisión. Con sólo 2% de la población de América Latina, Cuba tiene el 12% de sus científicos.
El costo de vivienda en Cuba es irrisorio; 85% de las familias son
propietarias de sus casas y gracias a préstamos bancarios, otros están
en el proceso de amortizarlas. La renta está limitada a un máximo de 10% del salario.
Desde el principio, la revolución cubana ha intentado asegurar a toda
la población una alimentación adecuada en calorías y proteínas,
independientemente de los vaivenes de demanda y oferta y la capacidad
económica de una familia.
Todos los cubanos reciben una canasta básica a un precio subsidiado y
pueden complementar su dieta con compras en los diferentes mercados.
Según la FAO, el consumo diario de calorías debe ser entre 2,200 y
2,900. En Cuba es 3,547, más que los 3,147 de México y más de lo que
recomienda el gobierno de Estados Unidos.
En la cultura y los deportes los logros son legendarios. Cuba ha desarrollado un poderoso movimiento artístico y cultural. Cuba obtuvo en los juegos olímpicos de China 24 medallas, pero el conjunto de todos los países de América Latina y El Caribe, incluyendo a los superpoblados México, con casi 100 millones de habitantes y Brasil con 180, obtuvieron 42, es decir la Isla de Cuba con un poco más de 11 millones, obtuvo más de la mitad de todas las medallas de América Latina y el Caribe.
La revolución cubana es un sol y al astro rey por mucho que se intente taparlo con un dedo no se puede. El honor de tanta virtud es doble cuando sabemos que estos crecimientos y desarrollo se ejecutan en medio de un bloqueo que comprende medidas económicas, comerciales y financieras emprendidas por Estados Unidos destinadas a estrangular el proceso revolucionario cubano. No ha podido en 50 años, es hora que lo comprendan y si a los señores del norte no les gusta como vivimos pues que se muden. Nosotros seguiremos tarareando la canción del poeta/ amo a esta isla/

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