lunes, 11 de abril de 2011

Fidel, humanista


He escuchado varias anécdotas de muchos amigos que han estado cerca de Fidel, lo cuentan con orgullo. En el caso personal deseo compartir el momento que vi a Fidel por primera vez. Fue en 1995, en el centenario del desembarco de José Martí,  el  Héroe Nacional de Cuba, por el sur de la provincia de Guantánamo. El Comandante en Jefe Fidel Castro visitó Playitas de Cajobabo para rendir tributo  a los próceres de la Patria y expresar el compromiso cumplido con el Apóstol de la independencia.

El 11 de abril de 1995, no hay lluvia pero como entonces son cerca de las 10 y 30 de la noche cuando llega a Playita de Cajobabo otro cubano universal, el presidente del país Fidel Castro Ruz para rendir homenaje a José Martí y a los expedicionarios que lo habían acompañado a la patria 100 años atrás.
Fidel en gesto solemne que ha quedado grabado en la memoria de todos los cubanos hace ondear la bandera de la estrella solitaria en la patria libre que soñó Martí. Me encontraba allí como periodista reportando las actividades de un grupo de jóvenes que habían salido desde Moa en una embarcación para rememorar los hechos. Recuerdo que vi a Fidel meditando unos minutos frente al mar, con una bandera: "He venido -dijo entonces el líder cubano- a recibir en el año del Centenario, de manos de Martí, la Bandera de la estrella solitaria, y solo pido que las futuras generaciones la mantengan ondeando para siempre en una patria Libre”.
De aquella experiencia escribimos un pequeño libro, porque no hay dudas, Fidel es inspiración. Si me preguntaran cuál es la virtud que más admiro de Fidel respondiera: HUMANISTA. De ahí que siempre pongo de ejemplo como Fidel Castro, en la Cumbre Mundial sobre la alimentación efectuada en la sede de la FAO en Roma el 16 de noviembre de 1996 formuló la pregunta más grande de la historia de la humanidad, aún sin contestar. “¿Por qué se invierten 700 000 millones de dólares cada año en gastos militares y no se invierte una parte de estos recursos en combatir el hambre, impedir el deterioro de los suelos, la desertificación y la deforestación de millones de hectáreas cada año, el calentamiento de la atmósfera, el efecto invernadero, que incrementa ciclones, escasez o excesos de lluvias, la destrucción de la capa de ozono y otros fenómenos naturales que afectan la producción de alimentos y la vida del hombre sobre la Tierra?”
Ochenta y cinco palabras tiene la contundente pregunta formulada el siglo pasado y que desde entonces ha recibido mutis y amenaza ser tapada con más silencio. Todo indica que los “señores del mundo” no oyen los discursos en defensa de los pobres y mucho menos canciones.



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